Esto es lo que el Primer Mundo entiende por desarrollo sustentable

Por Elsa Bruzzone

Esto es lo que el Primer Mundo entiende por desarrollo sustentable: “Ustedes no lo usen, porque vamos a usarlo nosotros”

Elsa Bruzzone, 2007

Quien quiera informarse de geopolítica en relación al agua no puede desconocer la obra de Elsa Bruzzone, que siempre fue crítica al uso de términos heredados de los países del norte, entre ellos, desarrollo sostenible/sustentable y otros eufemismos. “Nosotros tenemos la tarea titánica de recuperar absolutamente todos nuestros recursos naturales”, nos dice, y nos habla de pueblos autónomos, libres y soberanos.

Aquí compartimos extractos de varios artículos y del libro Las guerras del agua de Bruzzone, que van del 2007 al 2021. Para complementar, en la nota de Mara Espasande en este sitio web puede leerse un análisis sobre el Acuífero Guaraní y el “Proyecto para la Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible del Sistema transfronterizo del Acuífero Guaraní”.

Lo que el Primer Mundo entiende por desarrollo sustentable

Fragmentos de la nota “Esto es lo que el primer mundo entiende por desarrollo sustentable” (2007, Ecoportal), que deriva de una charla de Elsa Bruzzone en la ciudad de Paraná, tras la proyección del documental “Sed, invasión gota a gota” de Mausi Martinez.

Foto: FARCO.

Actualmente, por año, más de dos millones de niños en el mundo mueren por tomar agua contaminada. (…) El 28 de octubre de 1982 la 48º reunión anual de Naciones Unidas da a conocer al mundo la Carta Mundial de la Naturaleza. En ella se dice claramente que la lucha por el control de los recursos naturales, cada vez más escasos, va a llevar seguramente a conflictos bélicos y que, mientras la humanidad no renuncie a las guerras y el armamento, no va a poderse garantizar una explotación racional de estos recursos pues sólo la explotación racional de los recursos naturales garantizará la paz sobre el planeta. (…)

Otro punto a tener en cuenta es que los países más ricos del planeta que conocemos con el nombre de G8 tienen sus recursos hídricos en vías de agotamiento por la sobreexplotación y altamente contaminados por desarrollos industriales y agrícolas que no han tenido en cuenta el cuidado del medio ambiente. Un elemento muy preocupante se suma a esto: el informe del Pentágono elevado al Congreso y Gobierno norteamericano a fines de febrero del 2004 que se filtra al The New York Times y The Guardian advierte que, a consecuencia del cambio climático, para los años 2020,25,30 los recursos hídricos de agua potable se va a ver afectados y para eso, lisa y llanamente, dicen que las Fuerzas Armadas Norteamericanas tienen que desplegarse por todo el planeta para tomar el control del recurso donde se encuentre porque de eso depende la supervivencia de Estados Unidos como potencia rectora del mundo. Estos mismos conceptos figuran en la Constitución Europea. Allí se habla de la recolonización de América Latina y el Caribe y de África para la apropiación de los recursos naturales. Han sido rediseñadas las funciones militares de la OTAN para acompañar a la política de EE.UU. (…)

Con respecto al Acuífero Guaraní, les digo que el proyecto que elaboraron las universidades para su estudio [ver siguiente fragmento, de Las guerras del agua, en el que se explica el proyecto] habla de desarrollo sustentable y preservación. Esto implica el no uso del recurso por parte de la población del país que lo tiene. Porque esto es lo que entiende el Primer Mundo por desarrollo sustentable: “Ustedes no lo usen, porque lo vamos a utilizar nosotros”.

El proyecto estipulaba, además, el pago por parte de nuestros países en especies. Esto significa pagar con la privatización, con la explotación comercial del recurso a favor de las grandes transnacionales de agua de las cuales es socio el Banco Mundial. (…) Quiero decirles que los contratos firmados por científicos e investigadores de las universidades con el Banco Mundial [en el marco Proyecto mencionado]  estipulan que son empleados del Banco Mundial y que les responden. La sociedad les ha pagado sus estudios a estos investigadores y científicos, pero estos no pueden divulgar el conocimiento al que acceden porque nada es de su propiedad intelectual.

Nosotros hemos logrado el reconocimiento del agua como un derecho humano fundamental ligado a la salud y a la vida, como bien social inalienable que debe ser objeto de políticas de servicio público, propiedad y patrimonio de nuestros pueblos.

Hemos ratificado nuestra soberanía sobre el Guaraní y hemos logrado que los parlamentarios del MERCOSUR lo ratificaran en diciembre del año pasado [se refiere a 2006], que los presidentes de nuestros cuatro países ratificaran la soberanía de nuestros países y pueblos sobre el recurso y se rechazara la pretensión del Banco Mundial de convertirlo en Patrimonio de la Humanidad porque eso significa pérdida de la soberanía, que todos los países del mundo pasan a ser dueños del recurso natural.

Respecto al Patrimonio de la Humanidad, les digo que lamentablemente tenemos a Las Cataratas del Iguazú, Valle de la Luna, Península Valdés, Hielos Continentales, los Lagos Santacruceños, el Glaciar Perito Moreno y la Quebrada de Humahuaca. Esto provoca que los extranjeros estén comprando tierras, alambren y nos prohíban acceder a nuestros lagos, lagunas y ríos. Porque tenemos derogadas todas las leyes de protección que impidieron la venta de zonas con recursos naturales y de fronteras a extranjeros. Esto no es irreversible, simplemente requerimos una ley nacional para ser elevada a la UNESCO que diga que no queremos tener más zonas como Patrimonio de la Humanidad, refrendada por el Poder Ejecutivo, hacemos la presentación y automáticamente recuperamos nuestra soberanía. Pero debe salir del Congreso Nacional. (…) 

Para terminar quisiera decirles algo: el país que no es dueño de sus recursos naturales, de su tierra, de su agua, de sus bosques, de su selva, de su biodiversidad, de sus minerales e hidrocarburos, para explotarlos en beneficio de su pueblo va a ser un país que siempre estará de rodillas ante las empresas transnacionales, ante los organismos financieros internacionales y ante las potencias imperiales de turno. Solo el país que es dueño absoluto de todos los recursos naturales, ese pueblo que es dueño de todo, realmente es autónomo, libre y soberano. Nosotros tenemos la tarea titánica de recuperar absolutamente todos nuestros recursos naturales.

Las guerras del agua. El proyecto elaborado por el Banco Mundial para el estudio del Acuífero Guaraní

Fragmento del libro Las guerras del agua. América del Sur, en la mira de las grandes potencias (Capital Intelectual 2009), pág 125-126.

Imagen: REP, portada del libro Las guerras del agua.

El estudio del Acuífero Guaraní fue realizado por universidades nacionales de los cuatro países. El 22 de abril de 1997 se suscribió el Acta de Paysandú que estableció que los cuatro gobiernos debían crear mecanismos de coordinación para la investigación, utilización y preservación del acuífero en el marco de una gestión sustentable y equitativa. El costo final de las investigaciones fue estimado por las universidades nacionales en 6.000.000 de dólares (divididos entre los cuatro países); pero los gobiernos de la región decidieron entregar al Banco Mundial el proyecto. En enero del año 2000, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), Departamento del Banco Mundial, y la OEA, que fue el órgano regional de ejecución, a través de su Departamento de Desarrollo Sostenible, participaron en el Seminario de Foz do Iguazú. Durante ese año y el siguiente se realizaron reuniones, y en noviembre de 2001 el Banco Mundial aprobó el proyecto determinando que el fin del mismo sería preservar de la contaminación al Guaraní y lograr el desarrollo sustentable del mismo, lo cual en términos del Primer Mundo significa que los pobladores locales no tengan acceso al recurso y porlo tanto no pueden utilizarlo libremente.

El Banco Mundial calculó el costo del proyecto en 26.760.000 dólares y estableció que los gobiernos de la región pagarían su parte en especies, término eufemístico con que se designó al agua del Guaraní. Esto implicaba la privatización lisa y llana del recurso. Por lo tanto, el proyecto no tenía en cuenta las necesidades de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y de sus habitantes. A fines de 2002 se puso en marcha de acuerdo a lo resuelto, Se. determinó como fecha de finalización de los estudios el año 2006, aunque luego se acordaron dos años más. El Proyecto fue cofinanciado por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), el Servicio Geológico Alemán, el Programa Asociado al Agua del Banco de los Países Bajos. También participaron en las actividades científicas el Programa Hidrológico Internacional de la UNESCO, la Asociación Hidrológica Internacional y el Programa de la ONU referido a Recursos Hídricos Mundiales. El plan forma parte de un proyecto marco denominado Proyecto de Preservación Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Cuenca del Plata, que está compuesto por cinco Subproyectos: Acuífero Guaraní, Frente Marítimo (Río de la Plata), Pilcomayo, Bermejo y Pantanal. El. Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) publicó un informe sobre la cuenca, fruto de tres años de investigaciones, y el Tercer Informe Mundial sobre los Recursos Hídricos Mundiales, profundizó su estudio y se centró en las subcuencas del Río de la Plata; pero también en el Acuífero.El Guaraní está englobado a su vez en el Proyecto Deltamérica que coordina el estudio de las características y posibilidades de uso de los acuíferos compartidos por los diversos países del continente americano. En una de las tantas reuniones de Deltamérica se propuso que los Estados asignasen la elaboración y proposición de las normas relativas a la gestión integral, uso y explotación racional de los recursos hídricos a los organismos internacionales encargados de la administración de ámbitos compartidos. Para ello, los países debían sacrificar facultades que siempre han sido consideradas atributos de la soberanía en bien de la integración. La pregunta es ¿con quién?, ¿y en carácter de qué?

La mercantilización del agua para el manejo sostenible

Inicio de la nota El agua potable: derecho humano y bien social o mercancía”. (Revista Hamartia, 2021). Recomendamos la lectura completa.

Ilustración: Lula Urondo (Revista Hamartia, 2021).

Hasta fines de la década de 1980 jamás se había planteado el tema de considerar al agua como una mercadería sujeta a las leyes de oferta y demanda del mercado. Esta concepción tomó fuerza en la década de 1990. Así quedó plasmado el principio: “Si tengo dinero, accedo al agua potable; si no lo poseo, o me muero de sed o bebo agua contaminada y que la suerte me ayude a sobrevivir”. A partir de ese momento, el agua dejó de ser un derecho humano y un bien social.

El Banco Mundial, socio de las multinacionales del agua, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron adalides de la idea. De tal manera, los nuevos créditos para el sector agua se condicionaron a la privatización del suministro a favor de las empresas extranjeras y al abandono del Estado de sus obligaciones. Al mismo tiempo, el Banco Mundial comenzó a organizar foros internacionales sobre el tema donde las únicas voces autorizadas fueron las de sus directivos, las de las empresas transnacionales de agua ligadas a él, las de los especialistas financiados por ambos y, por supuesto, los representantes de los gobiernos ligados a los procesos de privatización. El Patronato Mundial del Agua (GWP) tiene como misión “apoyar a países en el manejo sostenible de los recursos hídricos”, entendiendo como tal, la conversión del agua en una mercadería y la apertura del sector para actores privados.

Sobre la autora. Profesora de Historia. Especialista en geopolítica, estrategia y defensa. Secretaria del Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA). Fue asesora de la Secretaría General de UNASUR. Autora de “Manuela Sáenz: Amor y pasión del Libertador Simón Bolívar”; “Las guerras del agua: Un recurso escaso en peligro”; “Las guerras del agua: América el objetivo más codiciado”; “Las guerras del agua: América del Sur, en la mira de las grandes potencias“, y “Minería Argentina: la encrucijada”.
Edición por Natalia Morandeira, parte del grupo editor de este sitio web, Profesora Adjunta e Investigadora Adjunta CONICET en el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM.

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