¿Negacionismo, globalismo ambiental o mirada civilizatoria?

Por Gabriel Merino

El globalismo ambiental oculta las diferencias entre el norte y el sur, las relaciones centro-periferia.

Gabriel Merino, 2019

En una nota anterior, introdujimos la génesis del concepto “desarrollo sostenible”, desde la ONU y los países del norte global. Señalamos que el proyecto normativo y el marco de ideas dominantes se inscriben en un “globalismo ambiental”. Aquí ampliamos este concepto, a partir de una columna de geopolítica de Gabriel Merino (2019, radio AM 1440; dejamos audio de la entrevista al final de la nota). Para Merino, hay tres líneas desde la que se piensa el cambio climático y otros problemas ecológico-ambientales: negacionismo, globalismo ambiental, mirada civilizatoria.

Tres miradas sobre el cambio climático y las problemáticas ambientales

En el ámbito internacional hay un conjunto de reuniones en que se debate el cambio climático, el proceso de aumento de la temperatura por la emisión de gases con efecto invernadero. A esto se le suma un problema ecológico-ambiental civilizatorio más profundo, que tiene que ver con el proceso de contaminación que está generando la humanidad, sobre todo a partir de los últimos 40 años. (…) No sólo el cambio climático por efecto invernadero: la cantidad de plásticos en el mar, la deforestación, la contaminación de los ríos, la desertificación, etc.

Hay tres líneas que abordan la temática (hay más, pero podemos resumir en tres líneas políticas, que también tienen que ver con miradas teóricas, de la academia). La primera es la de los negacionistas: «No hay cambio climático, o si existe el cambio climático se da de forma natural, no es producto de la emisión de gases, no es producto de lo que hacemos nosotros«. La contaminación existe, pero no hay una visión catastrofista. Esta línea es representada por Trump hoy en día, muchos sectores conservadores del norte global pero también Bolsonaro en Brasil se alinea en esa perspectiva. «Acá no pasa nada, hay que seguir explotando a la naturaleza, incluyendo la naturaleza humana, tal como se viene haciendo porque es parte del desarrollo, parte de nuestro bienestar» (…). 

En segundo lugar está el globalismo ambiental: desde intereses globales, ligados al establishment internacional, del norte global y de algunas élites del sur global. Esta línea observa al problema y le da mucha importancia al cambio climático, a la cuestión ecológica, al desastre ambiental pero lo hace desligando el problema de la cuestión sistémica. Esta visión se desliga de que el sistema tal como está armado es lo que genera el desastre: la lógica del capitalismo salvaje, la búsqueda de depredar en busca de beneficios (explotar tanto la naturaleza en general, como la naturaleza humana en particular). (…) El globalismo ambiental advierte el problema y plantea reformas que aminoran el desastre pero sin cuestionar la lógica propia del sistema.

En tercer lugar está la mirada más civilizatoria: estamos llegando a un límite civilizatorio, el problema ambiental nos muestra eso y guarda relación con que las relaciones de producción entre los seres humanos y la naturaleza ya no dan para más. Incluso a su manera el Papa Francisco plantea esto en algunas de sus Encíclicas. Otros grupos lo plantean desde el Buen Vivir: pueblos originarios de América Latina, de Bolivia, plantean el Buen Vivir frente al mejor vivir consumista occidental. Tiene que haber otro patrón de producción, otro patrón de consumo, otro patrón civilizatorio

Con la rama de los negacionistas es muy difícil el debate. Pero sí me parece que es muy importante el debate con el globalismo. ¿Qué oculta el globalismo ambiental? Una de las cuestiones que oculta el globalismo ambiental son las diferencias entre el norte y el sur. El globalismo ambiental plantea que el problema ambiental es un problema global, pero no plantea que el norte global (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón; y ahora se incorporan otros países emergentes como China y Rusia, pero sobre todo hablamos de esos viejos países dominantes) son los que tienen la responsabilidad fundamental de la contaminación presente, pasada y futura.

Esto se ve muy bien en datos. Si uno observa las toneladas de carbón acumuladas por persona en los últimos 250 años, vemos que Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania acumularon más de 300 toneladas por persona; Japón más de 100; China menos de 100; y América Latina menos de 25 toneladas por persona. Se ve una diferencia tremenda en lo que fue la gran expansión por revolución industrial del capitalismo global, que significó este proceso extremo de explotación de la naturaleza en general y también de la naturaleza humana. (…) Hay países que produjeron la gran parte de los pasivos ambientales que hoy estamos viendo. (…)

¿Dónde está el problema? Si el mundo tuviera el nivel de consumo que tiene Estados Unidos, necesitaríamos 5 mundos y medio. Si se consumiera como se consume en Europa, necesitaríamos 3,5 mundos. El patrón de consumo del norte global occidental, y la explotación de la naturaleza que hacen sus empresas globales a límites insospechados, es insostenible. Ese modelo se sustenta en una relación centro-periferia en la que ellos producen los pasivos, ellos producen la contaminación y tienen niveles de vida extraordinarios y consumo impresionante; mientras que nosotros tenemos los pasivos ambientales, un menor nivel de vida, un menor nivel de consumo. Si todo el mundo quisiera aspirar a los niveles de consumo del norte global, no habría mundo posible.

En esa contradicción hay que ver quiénes son los responsables, quiénes se tienen que hacer cargo del presente, el pasado y el futuro, aunque sea un problema de la humanidad en su conjunto. Y también con estos números [presentó datos de emisiones de dióxido de carbono per cápita y por país] se fundamenta una crítica al globalismo ambiental ingenuo, se evidencia la cuestión civilizatoria y las relaciones centro-periferia en el que las potencias centrales no paran de explotar la naturaleza y diseñar desastres ambientales. Este capitalismo salvaje que pone en el centro del mundo la búsqueda de ganancias, monopolizada por algunas pocas corporaciones transnacionales, es un mundo que no va más.

Sobre el autor. Doctor en Ciencias Sociales y Licenciado en Sociología. Investigador de CONICET y docente de la Universidad Nacional de La Plata.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar